miércoles, 1 de octubre de 2008

La costa azul

Tus huesos son un arrecife de cristal
en un océano de carne irreal.

Mis ojos derraman
oro líquido en el mar,
y te coronan
la cabeza de coral.

Mutando el viento la marea me arrastró,
nadé en abrazos de azulada dimensión.

Creí que tus brazos
eran la sal de mi nación,
América es bella
pero naufragué en Japón.

En la Costa Azul
una foto nuestra a contraluz,
un beso para siempre,
fundidos en cuerpos siameses.

Aunque de un vaso roto mi boca bebió
la sombra del otoño y el último adiós.

Todos los mares
los pondré en un jarrón
y nuestro verano
enmarcado en mi salón.

En la Costa Azul
una foto nuestra a contraluz,
un beso para siempre,
fundidos en cuerpos siameses.

En la Costa Azul
una foto nuestra a contraluz,
un beso para siempre,
fundidos en cuerpos siameses.

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